sábado, 23 de enero de 2010

Desde dentro

Cuando aún queda más de un año para las próximas elecciones municipales y autonómicas siento como el partido socialista de la Región de Murcia se ve inmerso en una situación que poco o nada favorece su recuperación, electoralmente hablando. Por faltar, falta hasta el líder. Falta esa persona que "tire del carro" y se muestre ante los demás como la cabeza y el cuerpo que aglutine a todos los que nos sentimos socialistas. Falta, posiblemente, más y mejor organización y una ilusión que denote que podemos hacer algo importante en el 2011.
Y es que cuando falla el liderazgo, todo lo demás falla. Y en esta región, el liderazgo del PSOE es prácticamente ficticio. Por tanto, para las próximas elecciones, si la situación no cambia (y veo complicado que cambie) nos podemos encontrar con un partido que se convierta en un residuo de la política murciana.
Está claro que quien se presente va a perder las elecciones. Pero ese no es nuestro objetivo. Nuestro objetivo es recortar porcentaje de votos a la derecha. Una derecha firmemente asentada que no parece que nada o nadie pueda afectarle. Por tanto, si no se hace un trabajo intensísimo de puerta a puerta (empezando por los pueblos), si no nos apropiamos de dos o tres ideas claves que perforen la mollera del murciano y la murciana, si no transmitimos un mensaje alto, claro e ilusionante de que el socialismo puede subsanar las carencias de esta región, el desastre electoral está servido.
Este mensaje, duro pero esperanzado en que un nuevo horizonte se pueda abrir para la izquierda murciana, también es aplicable, por supuesto, a muchas localidades que, de verdad, no sé a que esperan para ponerse manos a la obra.
Es, por ello, que el trabajo que se nos presenta es duro e incluso, a veces, frustrante, pero también, muy ilusionante. Porque ante todo, nos debe mover la ilusión y la esperanza, basado todo ello en el trabajo y arrinconar rencores y eliminar suspicacias. A buen entendedor pocas palabras bastan.

martes, 12 de enero de 2010

La derecha de España

La derecha de este país (yo cada vez la veo más hacia los extremos más peligrosos de "su ideología"", necesita un cambio de rumbo. Me atrevería a decir que, incluso, necesita replantearse cada uno de sus postulados y sus posicionamientos sociales. Como decía mi buena amiga Carmen Porras (política defenestrada por los suyos propios), menos mal que esta crisis nos ha pillado con un partido de izquierdas.
Anoche, en la Cuatro, Iñaki Gabilondo hacía un pequeñísimo análisis de los posibles medidas del señor Rajoy para acabar con el paro. Joder y perdón por la expresión, pero entre una de sus medidas más imaginativas era congelar el sueldo a los funcionarios. Eso ya lo hizo la derecha de Aznar y fue condenada, la derecha, por el Tribunal Supremo (creo que era el supremo, es que me lío con el constitucional), no sólo a que era una medida ilegal sino que, la derecha, tenía que reembolsar el dinero al funcionariado con carácter retroactivo y, además, sin derecho a recurrir. ¿Pagó la derecha? Pues no. Ah, y recuerdo que como ministro del ramo estaba un tal Mariano Rajoy ¿le suena? El funcionariado (con sus virtudes y sus defectos, todavía hay que acordarse de ese magnífico escritor, Mariano José de Larra y su, por ejemplo, "vuelva usted mañana") ha visto como en los años de la explosión atómica del pelotazo ladrillero, mucho analfabeto (en todos los sentidos) se enriquecía, paseaba sus cochazos por la calle, se tomaba unos taquitos de jamón en la terraza de su chalé nuevo en primera línea de playa e incluso se metía sus rayas de coca a la velocidad de la luz (porque eso de meterse cosas por la nariz, pues que está como... de moda, diría yo). Y el funcionario y la funcionaria callaba. Ahora resulta que el funcionariado (yo soy funcionoario) parece que tenemos la culpa de todo o casi todo. También la señora Esperanza Aguirre atacó de forma inmisericorde a los funcionarios, diciendo que era vergonzoso que en tiempos de crisis nos subieran los sueldos. Seguro que hubo y que hay en este país tan extraordinaro como simple, en muchas ocasiones, algún corto de vista y de mente que aplaudió esas palabras de la primera dama de la Comunidad de Madrid y de, por supuesto, el señor Mariano Rajoy, que a falta de imaginación política echa mano de las catacumbas podridas de la política más reaccionaria y pobre. Lástima que este sea el primer partido de la oposición.