lunes, 8 de marzo de 2010

NO ME GUSTA ESTE LADO

Visto lo visto, creo sinceramente que nos enfrentamos, y digo bien, nos enfrentamos, posiblemente, a la peor derecha de toda la democracia. Una derecha que manifiesta un estilo marcadamente hostil ante todo lo que signifique llegar a acuerdos que determinen un avance en la política de este país. Un derecha enrocada en alucinantes teorías conspirativas que denuncia sin pruebas mediante unas intervenciones tan patéticas como ridículas. Una derecha que no duda en utilizar los medios de comunicación públicos para engañar a una población que sin duda, se manifiesta sumamente complaciente con ese engaño y manipulación. Una derecha que no duda abanderar la palabra libertad y tolerancia y después jugar al corro de la patata con las fuerzas y medios de comunicación más reaccionarios y ultraderechistas que habitan en esta piel de toro.
Un comentario aparte merece la Comunidad Valenciana. Una comunidad que vive bajo una dictadura encubierta y que curiosamente cuenta con el apoyo extraordinario del vulgo. Un vulgo que ha visto con sus propios ojos (aunque no lo parezca) como se han sucedidos pelotazos como el de Terra Mítica, como un tal Fabra juega a ser el mafiosillo de las tierras levantinas con impunidad absoluta y la complicidad de los jueces y el propio sistema, un presidente de la Generalitat que gracias a su amiguito del alma ha salido indemne de la acusación de recibir regalos a cambio de favores (creo que sexuales no han sido) y de mentir al juez. Y ya no hablemos de como los políticos del PP valenciano cohartan la libertad de información a los medios de comunicación y los censuran. Pero el votante prefiere vivir con este caldo de corrupción aderezado con tropezones de manipulación y servilismo.
Por tanto, y permitiéndome el pequeño inciso de las tierras soleadas del levante, cada vez estoy más convencido de que en el fondo, eso de las dos Españas está muy, pero que muy vivo y con posturas cada vez más encontradas.
Por todo ello no confío en esta derecha que no condena el régimen franquista, que se alía con lo más granado del fascismo español y que no avanza en políticas propias del siglo XXI. Es, como todo, una reflexión que va acorde con todo lo que acontece.

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