domingo, 17 de julio de 2011

EL GRAN TIMO (EN CARAVACA)


Caravaca de la Cruz, ha sido víctima (aunque conociendo a los gestores, no sé hasta que punto) de un gran timo, de un gran engaño. Y este engaño comenzó en el año 1999 con la llegada al poder del PP. No es que esté mal que haya alternacia política, no es que está mal que la gente vote lo que crea conveniente, en absoluto. Pero cuando se pone al frente de un municipio a personas que carecen del más mínimo sentido de la responsabilidad y capacidad para hacer política mínimamente razonable y adecuada a la realidad, pues pasan estas cosas.

El gran timo nos va a costar, si nada lo remedia (y ojalá algo lo remedie) sobre los 10 millones de euros. Y mira que se avisó, mira que se dijo que este no era el camino. Pues nada. La gran imaginación política y económica de la derecha caravaqueña nos ha llevado a revolcarnos en este lodazal que ha reflejado de forma clara y meridiana la sentencia judicial. Posiblemente haya alguna brillante mente por ahí que eche la culpa a los socialistas, a ZP o al movimiento de gays y lesbianas. De todo habrá...

Pero no queda ahí este disparate. Ahora se premia al inútil, al chapucero (no digo al corrupto porque no tengo pruebas) que ha construido este gran fiasco, con una dirección general en el Gobierno de Murcia. Me estoy refiriendo, claro está, al anterior concejal de urbanismo. Está claro que había que quitarlo de enmedio a toda prisa y premiarle por su excepcional gestión.

Pero..., ¿y el alcalde? Lo mínimo sería la dimisión inminente. Pero apuesto un vaso de gazpacho a que eso, de ningún modo, se va a producir.

Pero ya digo, todo esto comenzó cuando las gaviotas posaron sus garras en el consistorio de la ciudad santa. Desastre tras desastre, mala gestión tras mala gestión... y nunca asumir ninguna responsabilidad. Pero no debe haber problema cuando el pueblo sigue votando a los que nos han metido en este pozo de mierda. Una mierda que no sé cuando podremos quitarnos de encima.

Mucho esfuerzo milagrero va a tener que realizar nuestra patrona para sacarnos del atolladero, aunque creo que su capacidad para tal cuestión queda empequeñecida ante tamaño desaguisado.